En el Antiguo y Nuevo Testamento, hay muchos ejemplos de ayuno. Jesús ayunó con frecuencia. Según la tradición, el ayuno se recomienda especialmente en épocas de gran tentación o severas pruebas. "Ciertos demonios pueden ser expulsados solo con oración y el ayuno", dijo Jesús. (Marcos 9:29)
El ayuno es esencial para alcanzar la libertad espiritual. A través del ayuno, uno es más capaz de escuchar a Dios y percibir con mayor claridad nuestro lo que ocurre a nuestro alrededor. Si, a través del ayuno, se consigue la libertad y el ser más conscientes de muchas cosas. Una vez que somos conscientes de que podemos descubrirlo muchos temores y preocupaciones se desvanecen. Llegamos a ser más abiertos a nuestras familias y para las personas con quienes vivimos y trabajamos. Nuestra Señora recomienda ayunar dos veces a la semana: "Ayunen estrictamente los miércoles y viernes." (14 de agosto de 1984)
Ella nos invita a aceptar esto "un mensaje difícil con una voluntad firme. " Ella nos pide que "Perseveremos en el ayuno". (25 de junio de 1982)
"El mejor ayuno es a pan y agua. Con el ayuno y la oración podemos detener las guerras, se pueden suspender las leyes naturales de la naturaleza. Las obras de caridad no pueden reemplazar el ayuno ... Todo el mundo, excepto a los enfermos, debe ayunar." (21 de julio de 1982)
Tenemos que darnos cuenta del poder del ayuno. Ayunar significa hacer un sacrificio a Dios, para ofrecer no sólo nuestras oraciones, sino también para que todo nuestro ser participe en el sacrificio. Debemos ayunar con amor, por una intención especial, y para purificarnos a nosotros mismos y al mundo. Debemos ayunar porque amamos a Dios y quieremos ser soldados que ofrecemos nuestros cuerpos en la batalla contra el mal.
Utilicemos este medio tan efectivo que es el ayuno, por nuestras intenciones y para hacer el bien!

